Las palabras de un maestro/A
No estoy al servicio de ninguna institución humana y no dependo espiritualmente de ninguna ideología humana.
A aquel que confie en mi guía, lo conduciré no hacia mí, sino hacia el fondo más profundo y eterno de su vida.
Los conocimientos que sobre el mundo espiritual yo he adquirido y transmita no deben convertir en <<superfluas>> las formas de interpretar la antigua religión y su verdad original, sino que deben permitir que nuestra conciencia sea capaz de reconocer su valioso contenido.
Todo aquello que yo transmito quiere ser recibido, y mi intención no es la de agudizar el ingenio del que me escucha o de ejercitar su capacidad para analizar sus pensamientos.
La total percepción y captación de la verdad nos lleva a la conciencia de lo divino.
No todo aquello que nos es presentado como verdadero es la verdad.
No todo aquello que luce es luz.
La verdad puede reconocer a aquel que ve.
Pero solo es capaz de mostrar el camino aquel que lo conoce.
A la luz de un maestro, el camino brilla con mayor claridad.
Si el discípulo está dispuesto, elegirá el camino hacia la maestría, y el maestro instructor entrará a formar parte del plan.