Tradicionalmente en Tíbet antes de llegar a una verdadera relación Maestro-discípulo se esperaba un periodo de 9 años en el que el discípulo observaba las cualidades del maestro durante 3 años, el maestro las capacidades del discípulo otros 3, y se observaban mutuamente los últimos 3 años. Sólo entonces surgía el verdadero compromiso entre ambos.
En el Tibet se dice "No examinar al Maestro es como beber veneno".
Pero también se dice que "No examinar al discípulo es como saltar a un precipicio"